Matera
Paisajes
A lo lejos unas colinas extrañamente desmoronadas
a sus pies el asombro
A lo lejos unas colinas extrañamente desmoronadas
a sus pies el asombro.
Su cuerpo
acostado bajo el aire
nos recibe abierto
presente
eterno.
Su nombre lleva su esencia
todo es piedra
materia sembrada.
Como una capa
un tejido de dados diversos
encajados singularmente
va transformando una ladera
en un laberinto inédito.
No solo es su piel
sábana de la intemperie
la que fue vistiendo su rostro,
-del martillo del sol al cincel de mil inviernos-.
Será su volumen
sus planos superpuestos
su caótica armonía,
los ojos no bastan
para obtener un negativo fiel
a su personalidad.
Toda esta roca expuesta
salió de sus vísceras
así que hay otro paisaje interno
tomado palmo a palmo
siglo a siglo.
Tantas manos olvidadas
tantos frutos memorables.
Me zambullo en su cartografía venosa
y el hueso de su esencia se abre
en pasajes, estancias,
columnas como ligamentos calcinados,
escaleras que siguen bajando.
El Sassi te va llevando hacia su sustrato:
no tiene suelo.
La devoción de su vientre nos acaricia
pigmentos primitivos
audaces
hablan de un espíritu encarnado
en la humildad de una labor
en rincones para el recogimiento
en iconos tan humildes como deslumbrantes.
El silencio parece la única respuesta adecuada
cuando sales de sus calles
sabiendo que no lograrás
despegar su latido
de la retina de tu pecho.




